"Cuando se puede elegir, es obligado acertar."
"When you can choose, you must be right."

¿Sómos conscientes los padres cuando sobreprotegemos a los hijos?

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Hay padres que sobreprotegen a sus hijos, pero no tienen consciencia de ello y se sorprenden cuando, por ejemplo, el profesor tutor les advierte de los problemas que conlleva la sobreprotección.

Las prisas, el deseo de que los niños disfruten de su infancia, el afán de perfeccionismo… llevan a los padres a anticiparse en la satisfacción de las necesidades de sus hijos y a evitarles cualquier contratiempo.

No se puede mantener al niño permanentemente en un invernadero, convirtiéndolo en el centro de todas las atenciones y ocultándole de todos los peligros.

El niño necesita sentirse querido y cuidado por sus padres para tener un buen desarrollo emocional. Sin embargo, si se le protege en exceso, se le puede perjudicar más que beneficiar. No se puede mantener al niño permanentemente en un invernadero, convirtiéndolo en el centro de todas las atenciones y ocultándole de todos los peligros. Los padres tienen que dejarle evolucionar para no entorpecer su desarrollo.

SOBREPROTECCIÓN

Hay padres que desconocen lo que se le puede exigir al niño y fomentan conductas más infantiles de lo que le corresponde por su edad. En otras ocasiones, no dejan que el niño haga determinadas cosas porque a ellos, evidentemente, les sale mejor y lo hacen en menos tiempo.

Otros piensan que es mejor hacerles la vida “más fácil” y procuran anticiparse a cualquier necesidad y demanda de su hijo antes de que él mismo lo pida.  Los hay que prefieren evitar enfrentamientos porque no les resulta fácil mantenerse con firmeza en situaciones estresantes o incluso simplemente porque el niño tiene una cara encantadora que “camela”.

Para saber si los padres sobreprotegen a sus hijos precisan fijarse, en primer lugar, si les hacen las tareas que podrían hacer ellos: si les dan la comida, si los visten, si les hacen la cama; si se les ayudan mucho con “los deberes” escolares porque todos los días les dicen que no los entienden; si les llevan la mochila del colegio, sin reparar tan siquiera que es una responsabilidad de los niños…

Los padres necesitan caer en cuenta que tiene sentido hacer determinadas tareas a los niños cuando tienen un año, dos, quizá tres…, pero, a medida que van creciendo se hace preciso que, de forma progresiva, se hagan cargo de sus cosas. Si los padres no lo hacen así, de alguna manera les están invalidando, dado que no los consideran capaces de asumir sus responsabilidades.

También los padres necesitan observar si permiten a sus hijos decidir sobre los temas que les conciernen, ya que con frecuencia tienden a considerarlos demasiado pequeños.

Las personas estamos tomando decisiones continuamente a lo largo de la vida, por lo tanto, los niños precisan formarse en el hecho de elegir y, a la vez, en aprender a aceptar las consecuencias de sus elecciones. Por consiguiente, estará bien que vayan decidiendo sobre cuestiones, como: qué ropa ponerse (dentro de la que consideren razonable); la forma de organizar su tiempo libre; u opinar sobre dónde les gustaría ir de vacaciones. Si los padres no actúan en esa dirección estarán contribuyendo a crear niños dependientes y con poca seguridad interna.

Asimismo los padres sobreprotegen cuando no tienen la coherencia y la firmeza necesaria para mantener los límites (aquellos que entiendan como razonables para cada situación). A veces basta un pequeño berrinche, o unas palabras, como: “Mamá, es que tú no me quieres”, para que los niños logren saltarse el límite.

El amor a los hijos resulta compatible con el establecimiento de los límites y, si los niños no los incorporan cuando corresponde, resulta bastante probable que tendrán problemas de adaptación, ya que tenderán a no aceptar ni respetar las normas.

 

 

 

IDEAS QUE AYUDAN

 

Si supiéramos lo importante que es para el desarrollo de su personalidad que los niños logren hacer las cosas sin ayuda, les dejaríamos actuar solos en más ocasiones.

Cuando el niño nos pida ayuda, lo esencial es darle las sugerencias con las que solucionar el problema él mismo, con sus propios recursos.

Es normal que el niño cometa errores, pero no nos anticipemos para evitar el tropiezo. Lo positivo es hacerle ver que cada vez le van saliendo mejor las cosas.

Si se quiere realmente ayudar al niño, hay que preguntarle a él si nos necesita y, en el caso de que reclame nuestra ayuda, conviene averiguar qué es lo que realmente precisa.

Hay que tomarse el tiempo necesario para permitir que el niño se desenvuelva solo.

Debemos explicar al niño las razones de nuestras acciones, de modo que pueda actuar por sí solo, aun cuando no haya un adulto a su lado que le indique cómo hacerlo.

No le ahorremos sacrificios razonables: el niño puede perfectamente colaborar en tareas domésticas como poner la mesa, hacerse la cama, recoger su cuarto, sacar la basura o aprender a no dar excesiva importancia a una situación de escasez o incomodidad.

Ante un niño tímido, los padres deben procurar que salga más de casa, que abra más su círculo de amistades, que comparta sus cosas, etc., pero no forzándole, sino dándole ideas y predicando con el ejemplo, de lo contrario, con los años puede acabar siendo una persona temerosa, solitaria, arisca o desconfiada.

Frente a situaciones que les puedan resultar complicadas, en lugar de evitarlas debemos prepararlos a través del diálogo.

Debemos protegerle de los peligros verdaderos, pero sin llegar al extremo de convertirle en una persona débil y temerosa.

 

Departamento de Orientación Psicopedagógica

Primaria

 

febrero 27, 2017

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